El Ritual de Emulación

La masonería moderna surgió en 1717, cuando cuatro logias de Londres y Westminster se federaron en una Gran Logia de Londres con el objetivo de salvar la masonería medieval, de corte operativo.

Con esta fusión nació el concepto de Obediencia masónica y el paso paulatino de lo operativo a lo simbólico. Algunos años más tarde, en 1723, aparecieron las llamadas Constituciones de Anderson, que pueden considerarse como la carta fundacional de la Masonería universal. En su primer artículo se planteaba como exigencia principal de la masonería tradicional el no ser ateo, es decir, creer en una trascendencia respecto de lo puramente material, lo que muchos llamarían Dios.
Algunos masones, encabezados por el irlandés Laurence Dermott pensaron en 1751 que la Gran Logia nacida casi cuarenta años antes había alterado el sentido profundo de los rituales que se habían desarrollado a través de los siglos. Estos francmasones se llamaron a sí mismos ‘antiguos’ y calificarán a sus predecesores de ‘modernos’. La querella entre los antiguos y los modernos no acabó hasta el año 1813, cuando terminaron reconciliándose. Fruto de ese arreglo, sancionado por la famosa Act of Union, fue el nacimiento de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
La reconciliación fue efecto de diferentes concesiones mutuas entre los antiguos y los modernos, aunque algunos historiadores consideran que al final los modernos prevalecieron sobre los antiguos. Sin embargo, la declaración preliminar de la Act of Union estipula que en lo sucesivo “queda declarado que la pura y antigua masonería consiste en tres grados y no más, que son los del Aprendiz entrado, Compañero y Maestro masón, incluyendo la Suprema Orden del Arco Real.” La inclusión del Arco Real es mérito de los antiguos, que sostenían la práctica de este rito aunque no eran conscientes de la alta inspiración mística del mismo. En esta época habían proliferado una multitud de grados masónicos por todos los territorios en donde se practicaba la masonería. El que la declaración preliminar del Acta de la Unión propusiera al Arco Real como el único grado que entroncaba históricamente con la masonería de tradición casa perfectamente con el espíritu más simplificador de los antiguos, que preferían una francmasonería más esencial.
Fue en este contexto en el que vio a luz el llamado Rito Inglés de Reconciliación. Fue auspiciado por la Logia de Reconciliación, que velaba por “la promulgación y la prescripción del sistema en su pureza y sin alteración del ritual y de la ceremonia”. El nombre del Rito y el canon definitivo surgió cuando en 1823 se creó la Emulation Lodge of Improvement. El Rito de Emulación está por tanto relacionado con la masonería que se practica en la gran mayoría de las logias inglesas.
Las ceremonias masónicas habían cambiado mucho en el siglo XVIII. En Inglaterra hubo numerosas superposiciones ritualísticas sobre el fondo original. En la Europa continental hubo agregaciones más sustanciales, que tuvieron como consecuencia matices diferenciadores de suma importancia. El espíritu caballeresco del Rito Escocés Rectificado, o las aportaciones herméticas y alquímicas en el seno del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, son los ejemplos más reconocibles. De todo ello se deduce que el ritual original sólo podía sobrevivir en una pureza más bien relativa y que ésta había de residir en el simbolismo extraído del arte de la construcción. Es este conjunto de símbolos el más puramente original, y a la exclusiva simbología constructiva es a la que se remite el Rito de Emulación, permaneceiendo como uno de los más puros, al ser uno de los más fieles al ritual original, fijándose de forma definitiva en 1823. De hecho, no es exactamente un rito, es más bien una forma estándar y sintética de hacer masonería según uso inmemorial. No quiere ser superior en el plano de las enseñanzas morales o fraternales ni en el del trabajo ritual. Como dicen nuestros Hermanos ingleses, es un working.

Aunque es estructuralmente y operativamente un rito antiguo, no lo es en toda su puridad. Las Constituciones de Anderson, de 1723, se publicaron en un clima religioso y político bastante convulso. Las caracterizan el considerar a la Logia masónica como el Centro de Unión; por ello, la masonería ha de tomar precauciones para que no surjan divisiones por razones políticas o religiosas. La masonería medieval era de inspiración cristiana, y el cristianismo en la Europa occidental era católico. Sin embargo, en el siglo XVIII el cristianismo ha roto su unidad y no sólo existe el cristianismo católico romano, sino que en el seno de la reforma protestante hay luteranos, anglicanos, presbiteranos, etc. Por esta razón, todas las señales cristianas fueron cuidadosamente eliminadas del ritual, hasta el punto en que el rito de Emulación está descristianizado. Pero esto no sólo no es un obstáculo para que cada miembro pueda seguir con sus convicciones religiosas, sino que les permite hacerlo dentro del más puro respeto por las creencias religiosas ajenas. Esta idea de respeto por las convicciones religiosas y políticas lleva la marca de los modernos.
Podemos tener en cuenta otra peculiaridad propia que tiene que ver con el simbolismo constructivo: el trabajo intuitivo o meditativo. Los miembros del Rito de Emulación -como el de York o el Escocés Estándar-, no realizan “planchas”, aunque no están prohibidas. En todo caso, serían algo más propio de los maestros, que son los encargados de las lecciones. Extraen sus referencias y obtienen su simbolismo del arte de la construcción y la primera consecuencia es que la transmisión oral se convierte en el centro de los trabajos; por ello, el masón de Emulación nunca cesa en el aprendizaje del texto íntegro y los gestos de las ceremonias en cada grado.
Antes de que se escribieran los rituales, los masones operativos tenían que ser muy discretos. Escribir o dibujar lo propio del oficio era violar los secretos del mismo. Por esta razón habían de mantener las técnicas y los signos de reconocimiento lejos de quienes no los merecían garantizaban la protección de sus privilegios y la salvaguarda del oficio. Aunque hoy están impresos los rituales y los secretos constructivos no son ya tales, no ha cambiado la potencia iniciática de los mismos. La memorización ha devenido en uno de los caminos de la sacralización del trabajo en Logia. Al mismo tiempo, aprender de memoria el ritual sirve al masón para asimilarlo y cuanto más lo asimila más lo descubre, y cuanto más lo descubre más se inicia.
La Masonería liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra no tiene un Rito Oficial. Lo que se conocen y practican son Rituales, como Emulación, Stability, West End, Logic, entre otros.
En los Estados Unidos y otros países existe el Rito de York que define a la Masonería Capitular que comprende Grados a los que pueden acceder los Maestros Masones.
En consecuencia, el Craft (Masonería Azul o Simbólica) y el Chapter (Capítulos) están separados, y en los EE.UU el Rito de York es Masonería Capitular. En América Latina el Rito de York está en directa relación al Craft o Masonería Azul o Simbólica.
En España están diferenciados, Ritual Emulación, autorizado por Inglaterra y Rito de York, ambos en inglés y español.
Nos hemos centrado en el Craft (Masonería Azul o Simbólica) de Inglaterra y su Ritual más difundido entre las Logias de la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra es el Ritual de Emulación.
El Rito de York no es practicado en Inglaterra. El equivalente a Rito de York vendría a ser Mark Master Mason, Royal Arch y otros Grados Superiores.
El Ritual de Emulación tiene un Comité que edita el Ritual y se conoce como “The Emulation Lodge of Improvement” que incluye en la liturgia instrucciones en letra roja para realizar los movimientos de piso o Working Floor. A mayor abundamiento, no existe una autoridad jerárquica para este Ritual y en consecuencia no hablamos de Rito Emulativo, sino simplemente Ritual de Emulación.
El Craft (Masonería Azul o Simbólica) de los EE.UU., es un tipo de “Rito Americano” y presenta varias diferencias con el Ritual de Emulación de Inglaterra.
Extraído de la GLNF

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