El Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Recordando que las logias operativas de finales del siglo XVI contaban tan solo con dos grados: el de aprendiz y el de compañero, y trayendo a la mente al destacado masón H.·. Jean-Marie Ragon de Bettignies, conocido como Ragon, así como a otros historiadores, es el ilustrado inglés y Rosa Cruz Elías Ashmole, quien habría impreso un carácter iniciático a los “primitivos rituales obreros”.  Sucede que, este intelectual en 1646, fue aceptado como uno de los primeros masones no operativo en una Cofradía de Maestros Constructores.  Tal forma de ingreso que databa de 1641, dio origen a lo que posteriormente sería la masonería especulativa, creándose el término de aceptado, para los no operativos admitidos. Elías Ashmole, fundador de la Royal Society de Londres y la Philosophical Society de Oxford en 1647, escribió el primer ritual de la “Masonería Operativa” destinado al Grado de aprendiz, el de Compañero en 1648 y el de Maestro en 1649, reescribiéndolo un año más tarde.

Una vez formada el 24 de Junio de 1717 la Gran Logia de Londres y de Westminster, esta desplegó una gran actividad, incluso más allá de Inglaterra.  Así, y bajo sus auspicios, en 1736 los masones de Escocia fundaron la llamada Gran Logia de San Juan de Escocia.

Posteriormente, en 1738, época de la masonería ya especulativa, mediante ajustes en la redacción de las Constituciones de James Anderson, se estableció oficialmente el carácter definitivo del tercer Grado, el de Maestro, que había sido creado con antelación, declarándose que el primer Grado contenga un mensaje moral, el segundo invite al estudio de las ciencias experimentales y el tercero adopte la leyenda de Hirám Abif.  A partir de aquí, el Grado III de Maestro Masón, habría de constituirse en el epicentro de una dramatización revelada por episodios, a través de un ciclo de niveles que contienen elementos simbólicos y filosóficos, los cuales se ensamblan unos a otros. Es decir, que su argumentación no se agota en la franja Simbólica del Rito, y sí que se interna en grados siguientes al tercero. Esta razón, comenzó a establecer una distinción entre una Masonería ordinaria (o inglesa) y una Masonería llamada “tradicional” o escocesa.

Según Oscar Albert conocido escritor de temas masónicos, la primera mención de la expresión “Escocés” en relación a la terminología actual, aparece en 1742 en una carta del Abate francés Gabriel Perau, quien en la misma señalaba: “ …está presente la existencia de cierta tendencia, que llaman escocesa, superior en lo que se pretende a los Masones comunes, y que tienen sus secretos aparte… Puedo asegurar audazmente que ellos tienen algún secreto particular y son extremadamente celosos de él, puesto que lo ocultan a los mismos Maestros de la Masonería” (véase “Historia General de la Masonería” de dicho autor).

Hay voces discrepantes, como la del Prof. Dr. Ramón Espadas y Aguilar, ex presidente del Supremo Consejo del Sureste de la Francmasonería Progresista Universal (Rito Primitivo), quien considera que la visión ritualística del R.·. E.·. A.·. y A.·.,  tergiversa la leyenda del tercer grado.

De igual manera, recuerda el Dr. Espadas, que cuando en Francia se quiso instaurar una masonería universalizada con cuatro grados: el de aprendiz, el de compañero, el de maestro y el inglés de Real Arco, los escoceses que ya contaban con veinticinco grados y propusieron la ampliación a los mismos, sugerencia que desató el enojo de los Progresistas, por considerarlos como “grados nacidos del dominio monárquico, burgués y clerical, y ser reaccionarios ante los principios de la masonería operativa”.  En el Rito de la Francmasonería Progresista Universal – diferente al R.·. E.·. A.·.y A.·. -, se proclama la única y solo existencia de los tres primeros grados, como también lo hacen otros ritos.

En todo caso, se debe recordar el fragor político, social y de credo, en el que se hallaban inmersas tanto Europa como la propia Masonería durante los siglos XVIII y XIX.  Destaca que en el pensamiento renacentista y aquel del siglo de las luces, época de la ilustración, más allá de la célebre proclama de libertad, igualdad y fraternidad, han penetrado los grados del Escocismo, grados 4º al 33º, de este Rito, no debiéndose olvidar que François Marie Arouet, conocido como Voltaire, durante muchos años fue consejero principal de Federico II rey de Prusia, propulsor y unificador de este Rito, quien como pocos monarcas de la época, vivió y murió amado por su pueblo.

En 1743, ante desavenencias existentes entre la Gran Logia de San Juan de Escocia y la Real de Kilwinning, esta última trasladó su sede a Edimburgo, ciudad donde se estableció bajo el título de Gran Logia Real y Gran Capítulo Soberano de la Orden de Heredom de Kilwinning y de los Caballeros Rosa Cruces, fundando a su vez Logias y Capítulos bajo su obediencia.

El distanciamiento entre ambas Grandes Logias, logró dividir a la Francmasonería del reino de Escocia, en dos ramas: la del sistema inglés con sus ya establecidos tres grados más la presencia de un grado Royal Arch, tal como era practicado en la Gran Logia de Inglaterra y su área de obediencia; por otra parte, la del sistema de grados que más tarde se ha venido a llamar Escocismo o Escocecismo como se le define por algunos, y del cual el Rito Escocés Antiguo y Aceptado toma gran parte de sus orígenes y la mayor parte de sus grados.

En el París de 1758, se organizó el “Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente”, bajo el llamado ¨Rito Heredom o de Perfección¨, inspirado en los antecesores ritos escoceses, contando en esa época con 25 grados. En 1762, Étienne Morín, tras recibir una patente de este rito, lo llevó a América, de manera tal que entre 1798 y 1801, fue puesto en práctica un nuevo sistema en treinta y tres grados, bajo la autoridad de los Soberanos Grandes Inspectores Generales, Grandes Comendadores, dando surgimiento al actualmente universalizado Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Pero antes de esta fecha, en las Grandes Constituciones masónicas de 1786 promulgadas por Federico II de Prusia, ya se habían ampliado los grados hasta treinta y tres. A quienes eran exaltados a este grado, se les hacía partícipes de un Soberano Capítulo rector del rito, al que se le dio el título de Supremo Consejo del Grado 33°.

A partir de estos y otros relatos históricos, es de inferir que las raíces del R.·.E.·.A.·. y A.·., entroncan directamente con la Gran Logia Real de Kilwinning, la Orden de Caballeros de San Andrés del Cardo, la de los Maestros Escoceses de San Andrés, la presencia templaria y jesuítica, el Rito de Perfección o de Heredom y las Logias de la Masonería Jacobita – Estuardista.  Dichas raíces, alimentaron un carácter ritualísticamente definido allá por 1756, para consagrarse oficialmente con treinta y tres grados y denominarse formalmente como Rito Escocés Antiguo y Aceptado en las Constituciones de Federico II de Prusia el 1º de mayo de 1786. Su expansión universal hizo que este Rito en sí, se fortalezca hasta que el 31 de mayo de 1801, se constituya en Charleston, Carolina del Sur de los Estados Unidos de Norte América, el Primer Supremo Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores Generales del Grado XXXIII y Último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, absorbiendo en su evolución al anterior Rito de Perfección.

Posteriormente, el 22 de Octubre de 1804 se consolidó en un gran espacio mundial la indicada denominación del Rito, al declarársele así en el Convenio entre el Supremo Consejo de Francia y el Gran Oriente de Francia, confirmando en definitiva, su estructura de 33 grados iniciáticos.

El mencionado primer Supremo Consejo, a continuación emitió certificados de autenticidad a otros Supremos Consejos de manera que en la actualidad, los Supremos Consejos Confederados del mundo creados a lo largo de los siglos XIX, XX y lo que va de del XXI suman por encima de ochenta.

La Gran Logia Unida de Inglaterra surgió el 17 de diciembre de 1813, como resultado de la fusión de la Gran Logia de Inglaterra, que había sido fundada en 1705 en la ciudad de York, y de la Gran Logia de Londres y Westminster creada en la ciudad del mismo nombre y como se indicó, el 24 de Junio de 1717, día de San Juan.

Tal fusión de Grandes Logias, requirió así mismo, de la necesidad de revisar las Constituciones de James Anderson, instancias rectoras aprobadas en 1723 y ajustadas en 1738, Leyes supremas estas, donde por primera vez se reflejó la condición de los masones especulativos frente a la tradición de los masones operativos de siglos anteriores. Como es de suponer, tal revisión requirió de un ajuste ritualístico; el camino se allanó al unificar un Grado de Maestro común en su filosofía para varios ritos, aunque con rituales propios y declararse al antiguo grado ingles de Real Arco, como la Suprema Orden del Arco Real y no un grado en sí, constituyéndose de esta manera en el actual Capítulo del Arco Real o Real Arco. Estos ajustes no influyeron en el ordenamiento y contenido establecido para el resto de los 33 grados del R.·. E:. A.·. y A.·. .

Superando puntos de vista divergentes, se logró acuerdos inherentes en cuanto a aunar criterios que consolidaron un tronco iniciático jerárquico conformado por tres grados secuenciales: Aprendiz, Compañero y Maestro.

En cuanto al de una historia mítica y mística de la Masonería basada en el “texto bíblico”, fue difícil ya que a principios del siglo XIX, con el despertar de la ciencia libre, que ya venía desde el renacimiento y que profundizó a partir del Siglo de la Ilustración (siglo XVIII), el libre pensador se desligó definitivamente de lo indistinguible entre ciencia y filosofía, así como de la verdad bíblica cual única o principal razón científica. De esta manera, surgen entre otras, la sociología, la psicología, la antropología la arqueología, la economía y otras ciencias teórico – experimentales, hecho que influyó en la formación intelectual del muchos masones, llamémosles “inquirientes”, frente a una visión más mítico – bíblica representada por quienes asumían una posición conservadora. Esta y otras razones, dieron base a la teoría “Y” mediante la cual del punto culminante de un tronco común, se bifurcan dos brazos: el Escocismo, con una estructura andragógica y sucesión gradualizada, para formar al masón en una libre conciencia en sí y una conciencia comunitaria en libertad; y aquellos ritos de un carácter más religioso o con mayor profundidad esotérica.

A partir de la creación de la Gran Logia Unida de Inglaterra y por el principio de origen mencionado, todo maestro masón iniciado sea en el R.·. E.·. A.·. y A.·. o en el que genéricamente denominamos “York”, si desea puede continuar por cualquiera de los brazos de la “Y”, o iniciarse en ambos, ello debido a que desde ningún punto de vista se les podría considerar mutuamente excluyentes. 

La normativa universalmente reconocida y vigente del R.·. E.·. A.·. y A.·., surge de las Constituciones de Federico II de 1762 y 1786, que posteriormente fueron enmendadas: en el Congreso Universal de todos los Supremos Consejos del R.·. E.·. A.·. y A.·., de Lausana –del 6 al 22 de septiembre de 1875, más conocido este como el “Convento de Lausana”.

Se convocó para: “…. deliberar sobre un nuevo Tratado de Alianza y Confederación entre las Potencias Masónicas Escocesas, y para armonizar con las exigencias legitimas de la civilización moderna, el texto de las Grandes Constituciones de 1786 y los rituales de la Orden”.

Se unificaron ritos, agrupando el Rito Antiguo de Heredom o de Hairdom del Oriente de Kilwinning, el de San Andrés, el de los Emperadores de Oriente y Occidente, el de los Príncipes del Real Secreto o de Perfección; el Rito Filosófico, y finalmente, el Rito Primitivo (aclárese el de aquella época y no el actual).

Surgió también, la división del Rito en dos poderes.  La declaratoria: “Los tres primeros grados de este Rito, se imparten y administran en el seno de las Grandes Logias ( o federaciones de logias ubicadas en un determinado territorio) y presididas por un Gran Maestro elegido, y los treinta siguientes, son impartidos y administrados por instituciones denominadas Supremos Consejos que presiden sendos Grandes Comendadores también elegidos”.

En la Conferencia de Supremos Consejos del R.·. E.·. A.·. y A.·., celebrada en París en 1929, se acordó que: “En países donde existan organizaciones Masónicas Azules o Simbólicas, los Supremos Consejos se abstendrán de toda injerencia en la legislación, organización y administración de estos cuerpos Masónicos”, entendiéndose que esta declaración es de carácter absolutamente recíproca.

J:. E:. I:. Peix, 33º – http://escocismo.org

El Supremo Consejo de España fue constituido el año 1811 y es, por su antigüedad, el tercero del mundo, tras los de los Estados Unidos y Francia.

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