Existe el problema de encontrar los propios mitos chinos, ya que no tuvo un Homero o un Hesíodo y no hubo ni transmisión ni fijación textual cerrada del corpus mitológico que permita hoy su exégesis.

La fijación textual fue tardía, fragmentaria, y los relatos míticos se fueron desplazando a los márgenes de la cultura oficial. No significa que no exista una mitología china, la hay, pero no siempre con hazañas de personajes y animales híbridos como en la mayoría de las culturas cosmológicas.
Los protagonistas heroicos y divinos de los relatos épicos, que tenían características y atributos basadas en animales como el dragón, la serpiente y la tortuga, son transformados en héroes fundadores y en emperadores insustituibles, ancestros de las primeras dinastías históricas. Esta burocratización se lleva a cabo a lo largo del I milenio a C. y es una de las formas de incorporación de la mitología arcaica a la cultura moderna china.
La llamada “burocracia celeste” es un aparato burocrático paralelo al de este mundo, con su dios o juez de la guerra, el dios o juez de la muralla,…, y donde estos dioses son burócratas de un imperio también paralelo, reflejo del real.
Aún así, perviven dioses en ilustraciones iconográficas y estéticas gracias a la tradición popular y no tanto en la concepción mitológica elitista de la cultura oficial.
Al principio era un enorme huevo que contenía caos, una mezcla de yin y yang: hembra-macho, agresivo-pasivo, frío-calor, oscuro-claro y húmedo-seco.
Dentro de este yin y yang estaba Pan Gu, quien surgió del huevo como el gigante que separó el caos en muchos opuestos, incluida la Tierra y el cielo.
Pan Gu estaba en el medio, su cabeza tocando el cielo, sus pies plantados en la Tierra. Los cielos y la Tierra comenzaron a crecer a un ritmo de 10 pies por día, y Pan Gu creció junto con ellos.
Después de otros 18.000 años, el cielo estaba más alto y la Tierra más gruesa. Pan Gu se interpuso entre ellos como un pilar de 48.000 kilómetros de altura, para que nunca más se unieran. Cuando Pan Gu murió, su cráneo se convirtió en la parte superior del cielo, su aliento se convirtió en el viento y las nubes, su voz en el trueno. Un ojo se convirtió en el Sol y el otro en la Luna. Su cuerpo y sus miembros se convirtieron en cinco grandes montañas y su sangre formó el agua rugiente. Sus venas se convirtieron en caminos y sus músculos en tierra fértil. Las innumerables estrellas del cielo provenían de su cabello y barba, y flores y árboles de su piel. Su médula se convirtió en jade y perlas. Su sudor fluía como la buena lluvia y el dulce rocío que nutre todas las cosas de la Tierra. Algunas personas dicen que las pulgas y los piojos de su cuerpo se convirtieron en los antepasados de la humanidad.

Muchos siglos después, una diosa llamada Nüwa creó a la humanidad y reparó el cielo. Mientras vagaba por este mundo salvaje que Pan Gu había dejado atrás, y se sintió sola. Al detenerse junto a un estanque para descansar, vio su reflejo y se dio cuenta de que no había nada como ella en el mundo. Decidió hacer algo como ella misma como compañía.
Se dio cuenta de que su trabajo estaba incompleto, porque a medida que sus creaciones murieran, tendría que hacer más. Resolvió este problema dividiendo a los humanos en hombres y mujeres, para que pudieran reproducirse y salvarla de tener que hacer nuevos humanos para romper su soledad (Walls, 1984).
Al principio, esculpió a cada humano individualmente. Pero descubrió que necesitaba una forma más eficiente de hacer más personas. Así que sumergió una cuerda en arcilla y la agitó. Luego, gotas de arcilla aterrizaron por todas partes y cada una de estas gotas se convirtió en una persona.
Pero más tarde hubo una pelea entre el dios del agua, Gong Gong, y el dios del fuego Zhurong. Cuando el dios del agua vio que estaba perdiendo, se golpeó la cabeza contra el monte Buzhou, el pilar que sostenía el cielo. El pilar se derrumbó y provocó que el cielo se inclinara hacia el noroeste y la tierra se desplazara hacia el sureste. Esto explica el fenómeno de que el sol, la luna y las estrellas se muevan hacia el noroeste y que los ríos de China fluyan hacia el sureste hacia el Océano Pacífico.
La rotura causó grandes calamidades, como incendios interminables, grandes inundaciones y la aparición de feroces bestias devoradoras de hombres.

Nüwa cortó las patas de una tortuga gigante y las usó para suplantar el pilar caído, sellando el cielo roto con piedras de siete colores diferentes del monte Tiantai, aunque no pudo corregir por completo el cielo inclinado. De esta manera la paz y la felicidad regresaron a la humanidad.
BIBLIOGRAFÍA:
David Leeming and Margaret Leeming, A Dictionary of Creation Myths (New York and Oxford: Oxford University Press, 1994.
El mito chino y china en marcha, Camilo Sun
Arte y mito en China. De los ancestros a los alientos vitales. Manel Ollé