En la alegoría que pretendía ser entendida como un contrato cuasi legal vinculante, en cuanto a su lenguaje y formato, está la verdad velada del signo penal: es nuestra firma.

Ari Roussimoff

La violencia es inconsistente con todo en la Masonería. Se utilizan unos gestos para ratificar que los candidatos conocen los verdaderos valores de la Masonería, prestándose a una obligación, estructurada como un compromiso legalmente vinculante: un acuerdo con el Taller/Masonería. La naturaleza literal del lenguaje que precede al signo invita a tomarlo literalmente. Lo legal ahora está separado de lo alegórico.

El profano se convierte en Aprendiz Masón pasando una prueba crítica que tan solo indica la buena fe de las partes.

Si el signo es simbólico, ¿de qué es simbólico? No necesitamos asustar a nadie. Y la suposición de las penas alguna vez se han llevado a cabo es ridícula.

No describen lo que otros nos harán; indican el daño que nosotros podemos hacernos a nosotros mismos si violamos un compromiso autoimpuesto.

Bóveda de acero en la salida de un GM de mitad del S.XIX

El uso de una imagen física para llegar a una Verdad espiritual no es exclusivo de las Penas Antiguas. La garganta y la lengua son los órganos a través de los cual tomamos aliento y emitimos pensamientos y palabras.

¿Cuál es la importancia masónica? La gestión del Ego: no debemos destruir nuestro ego, sino mantenerlo bajo el control de la fuerza de la conciencia.

La violación de nuestra obligación, por lo tanto, demostraría que no hemos aprendido a gobernar nuestras pasiones o a frenar las tendencias egoístas del Ego: simplemente no nos habremos construido como verdaderos masones, todavía.

Así, si miramos el contexto dl signo penal, veremos que una persona que viola su palabra ejecuta realmente la pena sobre sí mismo.

La Masonería es progresiva. En alguna ocasión pueden desbordarnos las emociones, o encubrimos el egoísmo. Pero debemos “perseverar en la práctica de todas las virtudes”.

Ari Roussimoff

Un masón que traiciona su confianza carece de credulidad en pensamiento, palabra y mente. Nadie puede ser responsable por de esto sino el propio Masón.

Mantener la confianza depositada en nosotros a través, simplemente, de una metáfora o un símbolo de lo que inevitablemente nos sucedería por dentro, si nos engañáramos a nosotros mismos deliberadamente llegando al perjurio.

Alguien que es masón de corazón valora la Verdad; por extensión, también valora su palabra. El iniciado que viola su palabra no sentirá el peso de ninguna mano sobre él. No sufrirá penalización física alguna. Perderá a sus hermanos.