Intentemos entrever o descubrir a qué altura deberíamos de coger el cincel

Vayamos más atrás, más profundo, a ese espacio interno que todo lo sabe de nosotros, de nuestro pasado, del pasado del pasado, que impregna nuestros genes, lo que vimos de niños sin saber qué era, como el acento de nuestra madre, el comportamiento de nuestro padre, las ausencias sentidas sin ser conscientes: aquel espacio que se funde con nuestro TODO.

Tratemos de contestar a estas preguntas:

Si empuñamos el cincel demasiado arriba (cerca de la cabeza), ¿qué pasa con nuestros razonamientos?

Si lo cogemos demasiado cerca del surco (cerca del corazón), ¿qué puede pasar con nuestras emociones?

Para saber por dónde hay que tomar el cincel y dónde apoyarlo en la piedra, ¿qué debemos discernir?

Casi al finalizar la ceremonia de iniciación, los aprendices experimentamos el primer contacto con el mazo y el cincel y aplicamos tres golpes a la piedra bruta.

Siendo como es, el mazo nuestra voluntad, el cincel nuestra razón y la piedra cada uno de nosotros en estado profano, ¿es posible ser piedra, mazo y cincel al mismo tiempo que ente consciente y actuante? (obrero, materia prima e instrumento simultáneamente)

Y si, al fin, se logra, ¿también puede uno mismo “auto colocarse” como piedra tallándose en el muro de la gran obra?

Sí, es posible ser piedra, mazo y cincel al mismo tiempo, porque la realización del bien requiere de una acción coordinada de energía, voluntad, discernimiento y constancia. Para poder hacerse y completarse a sí mismo, es imprescindible primero conocerse, hecho imposible si no se posee conciencia. Los masones necesitamos auto concebirnos como parte de un todo. Es el trabajo colectivo el que nos hace reconocer que hay otras piedras en torno nuestro, a quienes necesitamos para construir una nueva humanidad.

LA TÉCNICA DEL TALLADO

“Como el borde afilado del cincel tiene la forma precisa para cortar la piedra, impresiona en la mente del aprendiz que el conocimiento es esencial en todas las actividades”. WM Don Falconer, “Ensayos Masónicos”, 1998.

El cincel “… se dice que tiene una nitidez exquisita y está relacionado con la educación. De este simbolismo, podemos inferir que el cincel representa las funciones psicológicas del proceso del pensamiento: el análisis, la clasificación, la comunicación, el almacenamiento, la recuperación, la clasificación y presentación de datos”. W. Kirk MacNulty

En este pasaje, MacNulty se refiere a algunos aspectos de lo que Jung llama funciones del ego. El ego, en el esquema de Jung, es una estructura psicológica de la mente despierta o consciente. Las estructuras que pertenecen a los dos reinos inconscientes de la psique, el inconsciente personal y colectivo, son complejos y arquetipos, respectivamente. Las funciones ejecutivas nos permiten vivir y prosperar en la edad adulta. Están integrados y van más allá del poder físico del cuerpo, equilibrando y canalizando la “pasión” o el poder del cuerpo en movimientos prosociales y constructivos en el mundo.

“Psicología y Alquimia”, Carl Gustav Yung. La vulnerabilidad del Ego

Con este entendimiento, el Cincel completa el conjunto de herramientas bio-psico-espirituales. Está encargado de la tarea de educación y precisión, como se necesita para embellecer la obra.

Como tal, no se refiere principalmente a la ornamentación, aunque también es importante y decorativa. Es una belleza implícita, una precisión, de haber perfeccionado los lados de la piedra.

La fuerza pura del mazo ciertamente puede romper las asperezas, pero podríamos considerar que la herramienta adicional para sublimar la Fuerza en perfección es la precisión, la belleza, la educación, un ego en maduración y el funcionamiento ejecutivo.

Aquí volvemos a las primeras páginas de la obra de Pike:

“La fuerza debe ser limitada, restringida, transmitida por distribución a diferentes canales, y por cursos indirectos, a puntos de venta, de donde debe emitirse como ley, acción y decisión…” Pike, Albert. Moral y Dogma (Ilustrado) (p. 9).

Debido a que no somos de piedra, nuestros procesos son orgánicos, almacenados en múltiples recovecos de nuestra psicofisiología, nuestras mentes y cuerpos como una unidad y, por lo tanto, propensos a reproducirse en momentos de angustia: volvemos a los surcos neurales desgastados, creados durante décadas de refuerzo. Podría ser entonces la forma más efectiva de implementar el Cincel en este punto:

1) reconocer la falla y aceptar que es parte de mí por ahora;

2) buscar el problema en la vida diaria (calibrarlo);

3) buscar las señales de que está a punto de suceder (Sabiduría); y

4) restringir su repetición cuando sienta la necesidad de participar (mazo y cincel).

Pero, ¿cómo se ve eso? Fijémonos en los operativos:

El artesano sabe dónde golpear, con la fuerza del mazo canalizada a través de la precisión del cincel. Belleza y Fuerza guiadas por la Sabiduría.

Antes de ponerse a tallar la piedra es fundamental plasmar el diseño en un boceto escalado. A continuación, en función de la obra final, es recomendable realizar un modelado en arcilla o una maqueta en piedra a escala. El siguiente paso es el de trazar sobre el bloque de piedra el boceto de figura final, o el bloque pequeño necesario para el tallado.

El desbaste implica quitar las partes bastas de la piedra. Si esta es de mucha envergadura se pueden utilizar cuñas, radiales o sierras. Si no es así, bastará con herramientas manuales como martillos y escafiladores.

La talla de la piedra a mano es un proceso lento en el que se requiere de la concentración y de la destreza del maestro cantero, quien fija la punta del cincel en el mármol. El cincel no debe ir perpendicular al bloque sino con un pequeño ángulo para que el trozo que quitas tenga salida. Da un golpe algo fuerte al cincel con el mazo, que tiene la cabeza rectangular. Un trocito como una polilla debe salir volando desde la punta del cincel. ¿No es poca cosa para un golpe tan fuerte? Y, a este paso, ¿no vas a tardar “siglos” hasta que no hayas eliminado todo lo “gordo” de tu bloque?
Sí, según lo que entiendas por siglos.

Poco a poco, trocito tras otro, quitarás todo el mármol que se sitúa fuera de tu figura proyectada, todo lo que está al otro lado del trazo de tiza.

Colocar el cincel de forma que todo el ancho de la hoja descanse contra el material a eliminar y el bisel esté paralelo a la superficie. Agarrar una maza o martillo y golpear la cabeza del cincel con la fuerza adecuada. Usar la cabeza del cincel para ir eliminando las partes que deseemos y ya se hayan desprendido.

Si lo que se pretende es cortar una pieza se debe situar el cincel en una posición perpendicular, en unos 90º y proporcionar un golpe seco a la cabeza. De esta forma conseguirás un corte lo más limpio posible.

Por otro lado, para extraer viruta, u ornamentar una pieza, debes colocar el cincel en una posición más angular donde el cabezal se sitúe más cerca de la superficie que recibirá el contacto.