Giuseppe Balsamo, llamado Alejandro, Conde de Cagliostro, nació el 2 de junio de 1743. Fue famoso en toda la Europa en el siglo XVIII por su reputación como curandero, alquimista y fundador de la Masonería egipcia.
Poseía los tres grados básicos de la Masonería Azul obtenidos en Londres, además de los Altos Grados de la Masonería caballeresca alemana de la “Orden de la Estricta Observancia Templaria” del Barón Karl Gotthelf von Hund und Altengrokau. A su vez, el Barón von Hund había sido iniciado en los misterios Templarios en París, en 1743, por el legítimo representante de la Casa de Estuardo, el príncipe Charles-Edward Stuart.
Cagliostro fundó la Orden Masónica de la “Alta Masonería Egipcia”: el 24 de diciembre de 1784 levanta la primera Logia, “Sabiduría Triunfante”, en Lyon.
El 27 de diciembre de 1789, el Papa Pío VI ordenó su arresto. En abril de 1791, le condenan a prisión perpetua. En la plaza de Roma se quemaron sus libros y decoraciones masónicas y le encierran en la cárcel del fuerte de San Leo, en un inmundo pozo para vivir a oscuras. Napoleón Bonaparte tiene intención de rescatarlo, pero falleció o lo mataron el 26 de agosto de 1795, dos años y medio antes que llegara con sus tropas a la fortaleza.
La naturaleza de su misión era la de “perfeccionar” la Masonería a través de las ciencias naturales y sobrenaturales.
Su rito egipcio es una hermosa obra de filosofía hermética y masónica, una introducción a las enseñanzas alquímicas superiores, que combina lo que él creía que eran las tres artes más honorables y nobles del mundo.
No entendía la separación entre Masonería, hermetismo y alquimia; para él, eran el camino a la divinidad, a la perfección del alma y le desconcertaba que fueran considerabas disciplinas cismáticas.
Creía firmemente que todos estos principios debían enseñarse en equilibrio para lograr el equilibrio; sin uno no podría haber otro: coexistían como un camino espiritual total.
Como la Masonería regular no pudo entenderlo, él creó su propio ritual abarcando todas las cualidades que él entendía como imperativas para la perfección de la humanidad a través de la inmortalidad del alma.
Sus prácticas curativas, su alquimia y enseñanzas en el rito egipcio eran una mezcla de ciencias naturales y sobrenaturales, una sinergia perfecta en acción.
Son muchos los relatos de su dominio de la herboristería y el magnetismo; quizás sus mayores logros los alcanzó en Estrasburgo, durante la década de 1780, donde parece ser que sanó a más de 15.000 personas, con una combinación de imposición de manos, mediante pases mesméricos (curación magnética) o mediante la administración de fórmulas y tinturas.
Cagliostro ofreció una variedad de medicinas, elaboradas por él mismo, y que dispensó a los necesitados, a quienes escuchaba, uno tras otro, asegurándoles a todos que pronto volverían a estar bien si seguían fielmente sus prescripciones.
Además de ser un sanador consumado, era famoso por sus operaciones alquímicas, que a menudo se le pedía que realizara. Existe un caso documentado el 7 de junio de 1780, en el que transmutó metal base en plata durante una visita a una Logia Masónica en Varsovia.
Sin embargo, el logro más importante y reputado de Cagliostro fue el Elixir de la Vida, la quintaesencia legendaria. El poderoso atractivo de las “gotas blancas” u oro líquido, cautivó a muchos y fue dentro de la sublime Maçonnerie Egyptienne de Cagliostro donde este objetivo debía lograrse.
¿Contiene la Masonería secretos alquímicos?
El Ritual de la Masonería Egipcia de Cagliostro arroja luz sobre esta cuestión.