Atreverse a ser humanista en el S. XXI
Los obstáculos que pueden interponerse en nuestro camino para lograr la madurez, es decir, pensar por nosotros mismos, son múltiples y tienen que ver con el yo, la política, la sociedad, e incluso la cultura.
Tal vez el problema no radique en usar nuestro propio entendimiento, sino en que, probablemente, no se llegue a la iluminación sin la guía del otro, sin “los otros”. Se agotan teorías y promesas y parece que solo podemos encontrar autodescripciones que debilitan nuestra capacidad de crítica, impidiendo la emancipación que es el libre pensamiento, marginándonos progresivamente en rincones no operativos. Deberíamos ser capaces de superar cualquier sectarismo persistente, podríamos empezar a impulsarnos masónicamente y enfrentarnos a cuestiones profundas y duraderas; intentar quebrar la brecha entre el conocimiento y la sabiduría, aspirando a formar parte, de manera esencial, de la ciudadanía, como una cultura que conversa consigo misma y con otras culturas. ¡Sapere Aude!
“Lo peligroso que era pensar así” … ¡Lo peligroso que es pensar!