La Francmasonería no es una religión, no trata de reemplazar a la religión ni es un sustituto ni una combinación de diferentes religiones.
Pero, ¿qué se entiende por religión?
La creencia en un ser o seres trascendentes junto con las prácticas y la ética que resultan de esa creencia.
La Francmasonería no tiene doctrina teológica e imposibilita la discusión religiosa en sus reuniones.
No ofrece sacramentos. No pretende conducir a la salvación por obras, por conocimiento secreto o por cualquier otro medio.
Se ha dicho que las creencias le dan a la religión su mente, los rituales su forma y la ética su corazón. Esta definición incluye religiones de creencias monoteístas, politeístas y henoteístas (un dios principal con otros dioses y diosas menores). Cada religión tiene su comprensión única de lo que constituye a Dios y la relación de la humanidad con ese Dios.
Un chino puede combinar elementos del confucianismo, el budismo y el taoísmo y un japonés puede combinar con éxito el sintoísmo y el budismo. El cristiano debe fidelidad total a Jesucristo, Dios hecho hombre.
La Masonería ayuda a desarrollar el pensamiento y la comprensión para buscar la iluminación. Los principios de bondad, compasión, preocupación, amor, confiabilidad, integridad, (que no deben confundirse con los principios de salvación) nos “conectan” con la historia: estos son los elementos de los Misterios, comunes con otras escuelas de pensamiento. Y no están en conflicto con ninguna fe.
Cada masón tiene derecho a buscar la Masonería lo que quiere encontrar y en creer en lo que quiera; pero no es su derecho imponer esa creencia a los demás.