El bien común

El bien común es un concepto ético importante para una sociedad que nos “anima” constantemente ser los número uno.

¿Qué es exactamente “el bien común” y por qué no ha llegado a tener un lugar crítico en las discusiones sobre los problemas de nuestra sociedad?

Esta noción apareció por primera vez en los escritos de Platón, Aristóteles y Cicerón.

John Rawls lo definió como “ciertas condiciones generales que son … igualmente beneficiosas para todos”.

Para la tradición religiosa católica es “la suma de aquellas condiciones de vida social que permiten a los grupos sociales y sus miembros individuales un acceso relativamente completo y rápido a su propia realización.

También han surgido en cuanto a las responsabilidades sociales de las empresas, sobre la contaminación ambiental, en la falta de inversión en educación y las discusiones sobre los problemas del crimen y la pobreza.

Parece ser que nuestros problemas sociales más fundamentales surgen de una búsqueda generalizada de intereses individuales.

El bien común, entonces, consiste principalmente en que los sistemas sociales, las instituciones y los entornos de los que todos dependemos funcionen de manera que beneficie a todas las personas.

Entonces, el bien común no ocurre por casualidad. Establecerlo y mantenerlo requiere los esfuerzos cooperativos de muchas personas.

Depende de que cada usuario también mantener las condiciones sociales de las que todos nos beneficiamos para alcanzar el esfuerzo cooperativo de los ciudadanos.

Imagen: conceptosjuridicos.com

Podría parecer que, dado que todos los ciudadanos se benefician del bien común, todos responderíamos de buena gana a los impulsos de que todos cooperamos para establecer y mantener el bien común.

Pero se han identificado una serie de obstáculos que nos impiden, como sociedad, hacerlo con éxito:

  • Según algunos filósofos, la idea misma de un bien común es incompatible con una sociedad pluralista como la nuestra. Diferentes personas tienen diferentes ideas sobre qué tipo particular de sistemas sociales, instituciones y entornos debemos apoyar todos.

E incluso si estuviéramos de acuerdo en lo que todos valoramos, ciertamente no estaríamos de acuerdo sobre los valores relativos que tiene las cosas.

Frente a tal pluralismo, los esfuerzos por lograr el bien común pueden llevar a adoptar o promover los puntos de vista de algunos, mientras que excluyen a otros. Esto ha llevado a algunos a argumentar que el bien común es un objetivo inalcanzable.

  • Existe también de quienes se aprovechan de la gratuidad: los beneficios están disponibles para todos, incluidos aquellos que optan por no hacer su parte. Esto, parece ser, es lo que ha sucedido con el medio ambiente, donde la renuencia de todas las personas a apoyar los esfuerzos para mantenerlo está llevando a su virtual colapso.
  • Otro problema es el individualismo. Nuestra cultura ve a la sociedad como compuesta de individuos independientes separados que son libres de perseguir sus propios objetivos e intereses individuales sin la interferencia de otros. Refuerza al individuo que piensa que no debería tener que contribuir al bien común de la comunidad, sino que debería dejarse libre para perseguir sus propios fines personales.
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  • Por último, existe un reparto desigual de las cargas. Mantener un bien común a menudo requiere que individuos o grupos particulares carguen con costos que son mucho mayores que los que soportan otros. Obligar a grupos o individuos particulares a llevar cargas desiguales “por el bien común” es, al menos discutible, injusto.

 

Estos son los considerables obstáculos para quienes reclamamos la ética del bien común.

Deberíamos reflexionar: ¿en qué tipo de sociedad queremos convertirnos? y ¿cómo vamos, al mismo tiempo que respetamos y valoramos la libertad de los demás para perseguir sus propios objetivos, a reconocer y promover los objetivos que compartimos en común?

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